Salmo 9
(18/12/16 - 14:17)
Sólo el fuerte puede ser
humilde.
Porque su fortaleza no
depende de cómo lo ven los demás;
Su fortaleza son Tus
principios,
Oh Tú,
El más humilde, porque
compartiste nuestra miseria por amor;
Oh Tú,
El más humillado, porque
confundimos Tu humildad con la debilidad.
Sólo el fuerte puede ser
humilde.
Porque su fortaleza reside
en saber quién es;
saber quién es porque Tú
eres,
Saberse ser en Ti.
Oh Tú,
El más humilde, porque eres
el que ama de verdad.
Oh Tú,
El más humillado, porque
somos los que menos amamos de verdad.
Sólo el fuerte puede ser
humilde.
Porque su fortaleza es Tu
Gracia,
Porque su fortaleza eres
Tú, Dios eterno,
Y en Ti es inamovible.
Oh Tú,
El más humilde, porque
nuestras miserias te conmueven pero no te manchan,
Oh Tú,
El más humillado, porque
nuestras miserias nos confunden a la hora de entender quién eres y quiénes
somos.
.....
HUMILDAD
Humildad es reconocer nuestro defectos y
nuestras cualidades.
Humildad es darnos cuenta de que somos
criaturas de Dios, imperfectas, necesitadas, que tropezamos habitualmente en el
pecado, y por estas razones somos amados infinitamente por Dios.
Humilde es reconocer todo lo bueno y lo malo
que tengo, y que con la ayuda de Dios puedo aumentar mis cualidades y corregir
mis defectos para poder realizar la voluntad de Dios.
La humildad la vemos contemplando a Cristo. Él,
siendo el Hijo de Dios, fue humilde y sencillo y nunca alardeó de sus
cualidades. Él nos dijo: “Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón”.
.....
ESPERA
Ante el desprecio, espera.
No finjas una mueca de indiferencia, ni
esboces una falsa sonrisa.
No seas frío, ni tampoco efusivo, solo
espera.
Concédete ese silencio que necesitas.
Y si ese silencio es interpretado como
campo abierto para infringir más desprecios, solo espera.
Si te consideran débil, ninguneado, solo espera.
Que tu espera no sea un fingimiento de
seguridad o piedad, sino la respuesta honesta de quien reconoce no conocer el
lenguaje de la humillación, no estar prevenido contra ello ni ser un alumno
aventajado que aprendió a humillar a otros; sino la espera sincera de quien
deja en manos de Dios su yo más íntimo, confiado de que Su Padre sabrá dar la
respuesta correcta mejor que tú mismo.
Pero si eres testigo de un acto de
denigración contra otro,
no dudes ni un instante en proteger al débil, colócate
delante.
No seas cómplice de la humillación.
Habla por él delante de su
enemigo,
hazle entender que lo que hace al otro te lo hace a ti mismo.
Cuando el yo altruista habla, en vez de
hacerlo el ego,
Dios bendice porque usa tus manos como acero y tu lengua como
fuego. Porque amando a otros
es como vencemos al miedo.
PRÓXIMO TEMA DE
SALMOS,
para el sábado 28 de enero
de 2017, a las 17 h.
Oraciones
de Alabanza y reconocimiento de la gloria de Dios
(a
partir de los Salmos 8; 23; 24; 29; 65; 93; 100; 103; 136; 148)
Este es nuestro Calendario de
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