ORACIÓN PARA LA HUMILDAD
Señor Jesús, manso y humilde, desde el polvo me sube y me domina esta
sed de que todos me estimen, de que todos me quieran. Mi corazón es soberbio.
Dame la gracia de la humildad, mi Señor manso y humilde de corazón.
No puedo perdonar, el rencor me quema, las críticas me lastiman, los
fracasos me hunden, las rivalidades me asustan. No sé de dónde me vienen estos
locos deseos de imponer mi voluntad, no ceder, sentirme más que los otros. Hago
lo que no quiero. Ten piedad, Señor, y dame la gracia de la humildad. Dame la
gracia de perdonar de corazón. La gracia de aceptar la crítica y aceptar cuando
me corrijan. Dame la gracia para poder, con tranquilidad, criticarme a mí
mismo. La gracia para mantenerme sereno ante los desprecios, olvidos e
indiferencias de otros.
Dame la gracia de sentirme verdaderamente feliz cuando no figuro, no
resalto ante los demás con lo que digo o con lo que hago. Ayúdame, Señor, a
pensar menos en mí y a abrir espacios en mi corazón para que los puedas ocupar
Tú y mis hermanos.
En fin, mi Señor Jesucristo, dame la gracia de ir adquiriendo poco a
poco un corazón manso, humilde, paciente y bueno. Cristo Señor, manso y humilde
de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.
Así sea.
(Anónimo)
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