domingo, 14 de enero de 2018

CONSECUENCIAS


—Da igual lo que hagas en esta vida, los dioses son caprichosos y reparten de manera aleatoria desdichas y gozos le dijo el cínico abocado a su botella.

Todo lo que hagas en esta vida recibirá su castigo o su premio le advirtió un devoto.

El tiempo le hizo ver que ambos se equivocaban. El cínico acabó hundido en su propio cinismo reflejado en su botella. El devoto acabó convertido en un incrédulo al no hallar explicación sobre el porqué de un mundo tan injusto.

Todo es gracia, no importa lo que hagas, Dios te ama y no habrá consecuenciaspredicaba el vendedor de humo, sin cruz y arrepentimiento.

Arderás en el infierno si no te arrepientes arremetió el fundamentalista.

El tiempo le hizo ver que ambos se equivocaban. Ocurre que el vendedor de humo escondía bajo la gracia una trayectoria de sufrimientos ajenos y una sonrisa congelada por el remordimiento. Mientras que el fundamentalista vivía con miedo porque no había conocido al Dios del cual hablaba.

Lo entendió caminando hasta los pies de una cruz y mirar hacia arriba, a quien de ella colgaba: sí importa lo que hagas porque no se trata de ti mismo. No venimos para recibir premios o castigos, sino para aprender a mirar más allá de nosotros y descubrir que la vida solo tiene sentido cuando somos capaces de responder a la pregunta: ¿Dónde está tu hermano? El verdadero premio será encontrarlo; mientras como Caín caminaremos en un castigo autoimpuesto: la soledad de vernos a nosotros mismos en un espejo, desnudos, y no querernos. Porque nuestro egoísmo trata de eso, de creer que nos queremos, y no querernos. Necesitamos el amor de quien nos creó para entender esto. Sólo el amor no merecido de Quien nos da todo el mérito puede abrirnos los ojos para encontrar al hermano.

Sí importa lo que hagas, porque a Tu Padre le importa tu hermano. Porque el Creador creó a dos, no a uno, y porque solo somos verdaderamente humanos cuando entendemos esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario