jueves, 3 de noviembre de 2016

Sección HERRAMIENTAS DE ESTUDIO




EL EVANGELIO DE LUCAS, UNA CUESTIÓN DE CONVICCIÓN

Francisco José Camacho Heredia. Licenciado en teología por Campus Adventiste su Saleve. Máster en teología pastoral por Campus Adventiste su Saleve. Doctor en ministerio pastoral por Andrews University.


Escrito,  según Ireneo, entre el 75-85 d. C., por un cristiano de segunda o tercera generación, de origen griego, llamado Lucas, de profesión, probablemente, médico, y discípulo de Pablo; el evangelio de Lucas resulta el más liberado de los evangelios, gracias a la distancia temporal que le permite reflexionar de manera rigurosa sobre los hechos acontecidos de la vida de Jesús y de su papel mesiánico.

La intención del evangelio queda ya explícita en el prólogo, los primeros cinco versículos, en los que el evangelista se dirige a Teófilo, obispo de Antioquía a finales del siglo II —probablemente amigo y convertido al cristianismo por el propio Lucas—, a fin de explicarle de manera ordenada y con conciencia de registro los acontecimientos que han dado lugar a la verdad del evangelio.

En realidad, el texto es un libro en dos partes, que comprenden el Evangelio de Lucas  y el libro de los Hechos, y cuyo hilo conductor es la presencia del Espíritu Santo, involucrado en el nacimiento, obra, ministerio de Jesús, ayudador y sustituto una vez Jesús asciende al cielo, y elemento esencial en el nacimiento y consolidacin de la Iglesia Primitiva que hasencial en el nacimiento y consolidacingelio y el libro de lo Hechoso los acontecimientos que haón de la Iglesia Primitiva.

Escrito en un griego cuidado y exquisito, Lucas, una vez muerto el apóstol Pablo, se decide a escribir con conciencia documental acerca del ministerio de Jesús y de la Iglesia. Lo hace partiendo de los testimonios escritos: epístolas de Pablo, el Evangelio de Marcos y probablemente el Manuscrito Q, que recogía los dichos de Jesús. Pero Lucas contiene un 40% de información que no aparece en los otros evangelios, y que otorgan un valor muy significativo al mensaje que pretende trasmitir.

Así, es el Evangelio de la inclusión y de la salvación universal. Inclusión que rompe barreras sociales, geográficas, de género (el único evangelio que menciona a mujeres que seguían a Jesús en su ministerio). El eco de la epístola de Gálatas se escucha en algunos de sus pasajes: “ya no hay griego, ni judío, ni hombre, ni mujer…”. El evangelio que se detiene en los pobres, los pecadores, los enfermos.

En su convicción del papel mesiánico de Jesús, es el evangelio que contiene una genealogía que se remite al mismo Adán, otorgando un significado universal, no étnico, a la salvación a toda carne ofrecida por Jesús. No en vano, su escrito iba dirigido a la iglesia de Antioquía, conversos de origen griego a los que se les llamó “los del camino”.

Lucas es también el evangelio de la bondad y la misericordia, el que contiene parábolas como la del Hijo pródigo, la oveja perdida, la mujer que amasaba levadura; y episodios de perdón como el del arrepentimiento de Pedro, el perdón por parte de Jesús a los verdugos y el ladrón de la cruz.

Es asimismo el evangelio de los detalles, de la mirada del médico hacia los pequeños gestos, que se detiene con una exquisita sensibilidad en expresiones y acciones significativas.

A pesar de no ser judío, Lucas muestra un gran conocimiento por la tradición judía y por los escritos judíos. Con frecuencia, en su convicción por el carácter mesiánico de Jesús, conectará su vida con alusiones a acontecimientos del Antiguo Testamento. A modo de catequesis, es un libro cuya pretensión es enseñar la obra salvífica de Jesús, cuyo carácter es universal. Y advierte desde un principio que Jesús será un signo de contradicción, que elevará a muchos y hará caer a otros, porque al romper muros de prejuicios y resaltar la esencia de la ley sobre la letra, el amor sobre la obediencia legalista, estará inevitablemente levantando muros frente al mal. Por eso, advertirá también a quienes se decidan a seguir a Jesús que tendrán que estar dispuestos a “dejar padre, madre, hermanos”. Sin concesiones, presenta las consecuencias, la urgencia y el compromiso de seguir al Maestro.

El énfasis de este evangelio sobre el ministerio pascual de Jesús es original, especialmente cuando relata el episodio de la transfiguración y lo ubica antes de la llegada a Jerusalén.

Es también el evangelio de la comunidad, que apela a la confraternidad, la acción de gracias, la paz. Y que presenta la compañía del Espíritu Santo como algo personal en la vida eclesiástica.

Finalmente, el Evangelio de Lucas es el evangelio de las convicciones, no de las evidencias que fortalezcan la fe (hay milagros en el evangelio, pero su mirada de médico se detiene más en la sanación que en el efecto de creencia que ésta provoca), sino de la fe que el Espíritu pone en nosotros. Escrito en una época de persecución, Lucas sabe que ser cristiano no es una opinión, sino una forma de vida que ha de ser vivida con pasión.
  

PRÓXIMA REUNIÓN, sábado 3 de diciembre, 
en Carrer Urgell 133, a las 17 h.,

EL EVANGELIO DE JUAN, a cargo del Doctor Josep Manel Prat

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2 comentarios:

  1. Estuvo genial, es increible con la de veces que leemos las escrituras y siempre aprendemos cosas nuevas! Como por ejemplo que Lucas menciona mucho mas a las mujeres y al Espiritu Santo! Sigamos buscando a Jesus en el espejo, escudriñando y no leyendo a secas. Un abrazo!!

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    1. Gracias. Sí, a veces leemos rápido, hasta que nos explican dónde están los matices, y de pronto toda la lectura gana en profundidad. ¡Un abrazo!

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